Mi alfiler y yo parte II

Al llegar al hospital me invadió la curiosidad y en lo preguntona que soy, nadie creía que me había tragado un alfiler, no lloraba, no me dolía, y para colmo tenía como siempre una sonrisa de oreja a oreja que confundía a cualquiera, después de tremendo paseo en carro como no iba a estar sonriente =).

Original Photo by Marcus Klockare

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Mi mami por otro lado se volvía loca, desesperada encontró a un medico conocido y por poco le obligó a llevarme a la sala de rayos X, a partir de este momento mi memoria es confusa pero para mi así es como pasó: Cual fiera entró mi preciosa madre, abriendo la puerta sin esperar a los otros pacientes, en la cama de rayos estaba una chica con la que todos nos disculpábamos por interrumpir pero igual le pedían que se levante para poder ver donde estaba mi pequeño amigo que me dio el apodo en el hospital de «la niña faquir»

Original Photo by Kamil_M on Instagram

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En las radiografías se podía ver claramente el terrorífico alfiler de cabeza grande (la cabeza me salvo´) atascado entre el duodeno y el intestino grueso, la suerte estuvo de mi lado pues no tenía peligro inmediato debido a que la punta cayó para arriba caso contrario podía haberme pinchado y hasta atravesado un órgano o varios.

Original photo by Alfileres Decorados & Alfileteros on Pinterest

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 Durante una semana estuve en el hospital y fueron los 8 días mas divertidos para mi estomago y mis ganas de golosinas, me daban de comer todo lo que quería: pizza, pollo, hamburguesas, hot dogs, dulces, helados, chocolates, nachos, papas fritas mmm ñami ñami, y todo por orden del doctor, pues esperamos a que el alfiler saliera naturalmente.

A los cuantos días de no tener buenos resultados, los doctores decidieron que era hora de entrar al quirófano. La primera opción fue la endoscopía, que consiste en introducir una camarita y unas pinzas por la boca para no tener que hacer ningún corte en el cuerpo, yo sentía cuando me explicaban que me estaba convirtiendo en una maquina de feria llena de peluches de la que tienes que sacar el premio apenas con una palanca.

chanel claw machine

 Después de casi dos horas, la enfermera salió a la sala de espera donde estaba toda mi familia para informarles que el alfiler estaba muy escurridizo y que iban a intentar una vez mas y sino lo lograban tendrían que abrirme para sacarlo. A los 15 minutos volvió la misma enfermera con alfiler en mano y una sonrisa en la cara que no desaparecía hasta que todos terminaron de abrazarla (según yo).

Lo peor de toda esta experiencia fue que me perdí mi primera fiesta de grandes que había esperado por muchísimo tiempo ;), los 15 años de mi hermosa prima y madrina Johanna Herrera, y obvio haber perdido una semana de clases :).

Por último quiero agradecer a todos aquellos que ejercen la profesión mas difícil del mundo, la de ser padres, por que en sus manos está la gran responsabilidad de una vida que formar, y sobretodo agradecer a mis Papis que con tanta pero tanta paciencia y amor me han enseñado a ser mejor persona y con tanta alegría hacen que mi vida sea un parque de diversiones, por cuidarme y apoyarme en todo lo hago. Y de paso a mi hermosa complice de siempre mi hermosa ñaña que ni debe acordarse que todos los días estuvo conmigo en el hospital =). Los amo mi árbol genealógico a todos ustedes.

My family.

My family.

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Mi Alfiler y Yo, parte I

Pobres las mamás con hijos traviesos, una de mis princesas gatunas, mi hermosa Josefina cayó 5 pisos y se rompió 8 deditos de las patas delanteras, y yo con un nudo en la garganta solo pienso: Sí así de fuerte amo a mis gatitas y casi me muero cuando la encontramos, me imagino como debe haberse sentido mi mami cuando encontró la nota en mi maleta que me condenó a una semana de hospital que decía algo así: “Señora de Sarzosa, su hija dice que se ha tragado un alfiler, le recomendamos hacerla exámenes”, como le mandaría al Cairo a la enfermera que en lugar de llevarme al hospital, me pidió la libreta de control ¡Y me habló por inventar cosas que podían ser peligrosas!

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La historia de mi alfiler ocurrió cuando estaba en 2do de básica en ese entonces llamado 1er grado; salí a lavarme la manos y como era muy traviesa siempre me iba al baño más lejano y leía todas pero todas las cosas escritas detrás de las puertas, al volver a mi clase teníamos un cuadrado de espuma flex cada una en nuestro escritorio, y con un alfiler teníamos que ir pinchando formas como círculos con palitos para aprender a escribir; al ser la última en adquirir mis materiales, me toco el que nadie quería, el alfiler más chueco y doblado que había y procedí a llevármelo a la boca para enderezarlo y ¡TOMA!, Se me enredó en la lengua y pasó por mi garganta en cuestión de microsegundos; yo empecé a llorar descontrolada y como mi gatita me fui a esconder en el rincón mas obscuro entre los lockers y el último escritorio; una de mis compañeras fue donde la profesora a contarle, y  la maestra con la ignorancia que solo una persona como ella y la enfermera podían poseer  le dijo que deje de poner excusas para salir de clases, y como buena niña me escondí por miedo a que me hablen y me traté de consolar con mis amigas.

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Después de 3 horas salimos a los buses y una de mis amigas se dio cuenta de que yo estaba callada, lo que es extremadamente raro en mí, y al contarle me llevó a la enfermería y ya saben lo que la señorita hizo. Todo el viaje de regreso del colegio a mi casa fui jugando pensando en la anatomía humana y que todo iba a estar bien una vez que llegue a mi “Trono”. Con miedo de que mi hermosa mami también me hable yo no quería decirle nada, pero al bajarme del bus mi amiga gritó: «no te olvides de mostrarle la nota a tu mamá». Yo subí corriendo las gradas y me encerré en el Baño con la esperanza de que todo iba a estar bien cuando mi mami ya rompiá la puerta pidiéndome que abra el seguro para podernos ir al hospital, ¡QUE SUSTO SE DEBE HABER LLEVADO! Bajamos haciendo más bulla que de costumbre y mi abuelito que vivía en el piso de abajo salió corriendo a ver que pasaba,ayudarnos y acompañarnos al hospital.

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Para mí no había cosa mas divertida, pensaba ¡¿Por qué tenía miedo de decirle a mi mami, si esto está divertidísimo?!. Mi mamita pobre tan desesperada se pasaba todos los semáforos en rojo solo pitaba y pitaba para abrirse paso, mi pobre abuelito me sostenía en sus piernas en el asiento delantero mientras compartíamos el cinturón de seguridad, le decía a mi mami que vaya un poquito mas despacio pero obvio quien va a parar cuando tu hija tiene un objeto ¡¡¡Corto punzante en medio de los órganos!!!  Para mí era tan divertido, parecía montaña rusa, girábamos rapidísimo y yo me sentía en una pista de carreras, lo que más me acuerdo de esa semana fue el viaje en carro ese sentimiento de diversión inocente de ser niño y no entender el peligro y solo divertirse con las cosas que suceden en ese momento.

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Continuará…

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